Foto: Cirrus uncinus cloud, por Zut Le Flash.
Como le contaba a mi querida amiga Patricia el otro día, caminar, extrovertirse, puede ser muy, muy terapéutico. Sucede que tuve una experiencia de lo más emocionante en una de mis caminatas y decidí escribirla para ustedes. Aquí la tienen:
Entre el paso del Huracán Hanna y la llegada de su colega Ike, hubo un respiro de un día sin lluvias. Quise aprovecharlo y me encaminé al parque. En la calle, el caos podía respirarse en el aire. Todo estaba fuera de sitio. Hasta los árboles parecían haberse desplazado unos pasos y haber cambiado de posiciones entre sí.
Soplaba una brisa fuerte y fría. El cielo estaba cubierto de cirros; el suelo, de hojas secas, de hojas verdes y de trozos cortos de ramas. Era como si durante todo el día anterior, Hanna se hubiera dedicado a recorrer la zona, una y otra vez, quebrando metódicamente con sus dedos transparentes cada rama de media pulgada de diámetro que encontraba a su paso, luego de arrancarle los brotes más tiernos, sólo por el placer de hacerlo.
Mi ánimo no era el mejor, ya que jamás habría podido imaginar lo que estaba a punto de suceder. Y así, cuando me faltaban unos 50 metros para llegar a la entrada, justo antes de la bajadita, lo percibí. Sentí que me había alcanzado un rayo. El vértigo se apoderó de mí. Tuve que detenerme y con cierto temor enderezarme y volver a elevar la mirada, muy lentamente.
Por imposible que suene, frente a mis ojos incrédulos se desplegaba el «demo» más soberbio de la naturaleza de los Axiomas 8 y 9 de Scientology o, si te suena mejor, de nuestra verdadera esencia, como seres espirituales.
Una fuerte corriente de viento se había elevado hasta la altura exacta en que un momento antes flotaban suavemente los cirros y comenzó a llevárselos lejos, a gran velocidad. De un momento a otro, sin previo aviso, el tiempo se había acelerado: todo el espacio de cielo que podía abarcar con mi mirada estaba en un movimiento desenfrenado, como si estuviera acudiendo a toda prisa a un llamado que provenía de otro tiempo, de otro mundo. Las deshiladas nubes pasaban ante mí formando complejas figuras que se deshacían en fracciones de segundo, para formar otras. Se unían y se volvían a separar y todo este remolino de creación, supervivencia efímera y aparente destrucción a escala monumental sucedía en cámara rápida, produciéndome la sensación de estar literalmente anclada en una pausa en la eternidad.
Axioma 8. La apariencia de tiempo es el cambio de posición de partículas en el espacio. Axioma 9. El cambio es la manifestación primaria del tiempo. L. Ronald Hubbard, Axiomas de Scientology
Luego de ese incidente, mi percepción del acuerdo férreo que es el tiempo nunca ha vuelto a ser la misma. Algo hizo «crack» y cambió para siempre. Creo que fue porque tuve el valor de confrontarlo por más de tres segundos y entonces comprenderlo…. o recordarlo: lo que soy, lo que eres tú también, lo que somos cada uno de nosotros: la única y posible quietud absoluta, el estático inobtenible en este universo que compartimos, exteriores por completo al movimiento y, así, su punto de partida, su fuente, su origen…
Milla, querida Milla…, leerte fue como estar frente al silencio, sí, esos silencios que te hablan y te hacen comprender cosas, cosas que siempre han estado y estarán ahí. Me sorprende que no haya ningùn comentario.
Estos dìas han sido de mucho trabajo pero tambièn de recogimiento, de meterme dentro de mì misma y replantearme cosas (pasa eso de tanto en tanto, o no?). Pensaba en mì blog que de pronto no me dan ganas de escribir, tampoco de leer cosas fatuas, culturales, bueno…, es aceptable pero definamos que son los eventos culturales que a mì me pueden interesar, la verdad es que pocos últimamente.
Salvo ahondar en la escritura, ahondar en la humanidad de mi propia humanidad ya poco me llama, pero son períodos. mmm, no me hagas caso, sólo locas divagaciones.
Me gusto leerte, me hubiera gustado haber estado cerca de ti y haber vivido esa fantástica experiencia de comprensión. De absoluta comprensiòn de todo y retenerla para que no se esfume con el pensamiento.
Un abrazo cariñoso para ti (dale otro a Karen).
Querida Pati, muchísimas gracias por dejarme saber tus ideas sobre esta entrada que de alguna manera, además, tú misma inspiraste. Sobre el «aburrimiento» o la «saturación» si quieres de tanta lectura, créeme que te entiendo perfectamente.
Sobre la desgana de escribir, sucede, lo sé por experiencia, de primera, segunda y tercera mano….
Lo que te puedo decir al respecto, es que Ronald escribió un Código maravilloso, se llama el Código de Honor y los Cienciólogos en general hacemos lo posible por regirnos por él. Es uno de los pilares de acuerdo más fuertes que tenemos…. El punto 8 de este código dice: No des ni recibas comunicación a menos que tú mismo lo desees.
A veces no sabemos que esto es una especie de «derecho», o una especie de «deber» (depende de cómo se mire) que tenemos todos los seres humanos. E intentamos comunicarnos «por obligación» o por otras «razones» igualmente absurdas. Y entonces lo que sale, pues no es realmente comunicación, sino otra cosa. Y no cumple ningùn propósito que valga la pena.
Abrazos para ti tambien y le daré los correspondientes a Karen (está en una de sus dos o tres etapas anuales de hibernación).
Post Data: No te sorprendas de no encontrar comentarios en este blog. Tengo a mis lectores completamente malacostumbrados. Todos los lunes, les envio un correo de actualización con lo nuevo de esa semana pero, entonces, cuando por alguna razón no se los envío, pues ¡simplemente no vienen! Así funciona… porque no son bloggers. ;)
Entiendo. Me has hecho reír, imagino a nuestra Karen hibernado como una osita en algún rincón alejada del mundo. Espero que descanse. Gracias por responder, y sí, me parece muy sano ese código de honor y creo que últimamente lo estoy haciendo mío, aún sin conocerlo. Buen fin de semana y ahora voy a ver si logro entrar a tu nuevo blog. Un abrazo. :)
GUAU, que maravilloso, que fantástica comprención.
Mientras leia logre tener un ARC tan grande con lo que estabas experimentando que yo también la tuve. Gracias Milla.
En realidad nos tienes muy regalones, al menos a mi había hechado de menos tu mail semanal.
Un fuerte ABRAZO desde el sur en primavera
María Angélica
Patricia, lo de hibernación de Karen es metafórico… lo que ocurre es que ella «desaparece» de la vista y se encierra a escribir y a ocuparse de otros proyectos. Es como una abeja zumbadora. No se para. Qué bueno que te identifiques con el Código de Honor. Es realmente una maravilla. Y tienes toda la razón del mundo: es un Código que muchos conocemos y reconocemos «aún sin conocerlo». ;-)
Angélica, querida. Qué bueno, qué maravilla, ¿no? pues no sabes cuánto me alegra que estas cosas les puedan servir a otras personas, especialmente si son de las personas queridas. Te agradezco montones que me lo digas.
Ah, la primavera! La echo terriblemente de menos. Cuando era chica (muy chica) en la casa teníamos 2 ciruelos, 1 guindo, el infaltable damasco y un par de duraznos en el patio. En primavera era una absoluta maravilla verlos florecer. Acá sólo tenemos 2 estaciones: seca y lluviosa. Debe hacer más de 20 años que no veo una Primavera «en vivo». Disfrútala por mi también! Besitos.
Querida Milla:
Luego de una semana he podido abrir este segmento de tu página y te puedo decir que disfruté mucho el relato de tu experiencia!! Verdaderamente pude sentir (maravillada por cierto) lo que vos sentiste. Fué refrescante!!
Cuando yo era una niña, me gustaba mucho salir al patio de mi casa para ver las tormentas (que son muy fuertes en verano, aquí en Santa Fe) y mi mamá se desesperaba porque yo me le escaba una y otra vez para contemplar lo magnífico del cielo: nubes corriendo a toda velocidad con formas pesadas y oscuras; lo relámpagos como látigos luminosos y el sonido ensordecedor del viento. Yo quedaba fascinada. Bueno… nada ha cambiado porque lo sigo haciendo!!
Muchas gracias por compartir tu experiencia!!
Un gran abrazo.
Adriana Kovacevic
Adriana querida, perdona el retardo de comunicación. Qué fantástico lo que me cuentas! Es una sensación bien bien especial la que se experimenta. Me imagino el susto de tu mamá… qué bueno, en fin, que te gustó esta historia. Aquí hay más… :-)