A continuación, la traducción de un artículo publicado por el CCHR Int el 7 de Junio de 2013. El artículo original se encuentra en este enlace
Próxima Conferencia del Vaticano, «El niño como persona y como paciente: estrategias terapéuticas comparadas»
Por Kelly Patricia O’Meara
La conferencia reúne a profesionales para discutir las consecuencias perjudiciales del uso excesivo de medicamentos recetados para el tratamiento de trastornos mentales y emocionales en los niños, así como la tendencia similar que está perjudicando las madres embarazadas. Según la Agencia Católica de Noticias, la conferencia pretende demostrar que «las opciones psicosociales» son mejores que el «cuidado sicotrópico.» Los expertos participantes en la conferencia también esperan demostrar que los riesgos son muchísimo mayores que los beneficios de los medicamentos.
Luego de una preparación de seis años, la conferencia se centrará en dos grupos principales de drogas: los inhibidores selectivos de recaptación de la serotonina –conocidos como ISRS o antidepresivos– y los antisicóticos. Las drogas siquiátricas que alteran la mente han aumentado drásticamente, junto con el aumento del diagnóstico de este tipo de supuestos trastornos mentales, como Déficit de Atención e Hiperactividad, TDAH, el trastorno bipolar y una larga lista de supuestos trastornos depresivos.
No hay discusión cuando se trata del número de drogas psiquiátricas recetadas. Las estadísticas son horribles, y sin duda justifican los intentos del Vaticano para denunciar los peligros asociados con el sobre-diagnóstico y la sobre-medicación.
Estadísticas de niños bajo drogas en los EE.UU.
El organizador del evento, Dr. Barry Duncan, psicólogo clínico y director del Proyecto Heart and Soul of Change, ya había expuesto los problemas drogar a los niños, cuando en 2010 explicó en una reunión del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud que:
«los EE.UU. lideran el mundo en número de recetas psiquiátricas a jóvenes y que la tendencia a recurrir a los antipsicóticos antes o en vez de la terapia social o de comportamiento va en aumento en Europa.»
Mientras que la conferencia tratará el tema a nivel internacional, Duncan está íntimamente consciente de que los estragos de las drogas psiquiátricas están causando a los niños que reciben prestaciones sociales en los EE.UU.
«Se trata de los niños pobres en los EE.UU. —dice Duncan— en particular los de acogida temporal o en Medicaid, tienen cuatro veces más probabilidades de que se les prescriban fármacos antipsicóticos y seis veces más probabilidades de ser tratados con una serie de medicamentos psicotrópicos.»
Los datos relativos a la administración de drogas a niños en los EE.UU. es alarmante si se considera que aproximadamente 1 de cada 70 niños en edad preescolar están tomando antipsicóticos y el 11% de la población de los EE.UU. sobre la edad de doce años está tomando antidepresivos.
Más preocupante es que a pesar de las advertencias de la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) de que las drogas psiquiátricas pueden causar suicidio e ideación suicida, a 1 de cada 25 adolescentes, entre 12 y 17 años de edad, se le están prescribiendo antidepresivos, lo que resulta en un incremento de casi el 400% entre 1988-1994 y 2005-2008 en el uso de antidepresivos.
La preocupación del Vaticano sobre las prescripciones excesivas a los niños se apoya en datos que revelan que 9 de cada 10 niños en los EE.UU. que ve un psiquiatra infantil se va con una receta para un medicamento psiquiátrico que altera la mente. De hecho, de acuerdo con IMS Health, los antidepresivos son el tercer medicamento más comúnmente prescrito en la nación.
Los datos de los fármacos antipsicóticos son aún más aterradores. Por ejemplo, en los EE.UU., un estudio encontró que entre 2001 y 2010, hubo un aumento del 250% en el uso de fármacos antipsicóticos en adultos y el número se había duplicado en los niños.
Entre 1994 y 2003, el diagnóstico del supuesto trastorno bipolar infantil aumentó un 4,000%, debido en gran parte al Dr. Joseph Biederman, un psiquiatra que también era financiado por Janssen Pharmaceuticals, el fabricante del fármaco antipsicótico Risperdal.
Las estadísticas internacionales sobre las drogas siquiatricas
Duncan está muy consciente de los efectos nocivos de las drogas psiquiátricas y es igualmente consciente de que el daño no se limita a los EE.UU. Afirma que «las recetas para medicamentos psiquiátricos han aumentado un 274% mundialmente en más de 50 países, desde 2003. Tiene la esperanza de que ya que «las industrias farmacéuticas gastan millones y millones de dólares en desinformación, queremos contrarrestar eso con esta conferencia.»
Las empresas farmacéuticas se dan cuenta de los enormes ingresos generados por las drogas psiquiátricas y saben que la publicidad es esencial para cosechar los beneficios. Por lo que no es casual que los EE.UU. sean uno de los dos únicos países en el mundo que permiten la publicidad farmacéutica y tengan también el mayor número de consumidores de drogas psiquiátricas.
Según Kantar Media, la suma del gasto de impresión y publicidad en medios digitales para los nuevos medicamentos antipsicóticos aumentó de US$ 1,300 millones en 2007 a US$ 2,400 millones en 2010. Las farmacéuticas también gastaron casi US$ 300 millones en 2009 en publicidad para sólo dos de los antidepresivos más recientes, Cymbalta y Pristiq. Sin embargo, esta inversión es una gota en un océano, comparada con los ingresos que retornan.
Lo que el Vaticano espera lograr
Si una organización tiene los recursos financieros para luchar contra los gigantes farmacéuticos, se podría argumentar que el Vaticano es el candidato lógico. Pero es una batalla cuesta arriba si se considera que el mercado de la droga psiquiátrica es un negocio de varias decenas de miles de millones de dólares al año. Sin embargo, los recursos financieros que se vierten en la promoción de los medicamentos no es el único tema de debate.
«La evidencia de ensayos clínicos en medicamentos psiquiátricos —dice Duncan— está a menudo sesgado por los conflictos de intereses, en particular cuando los ensayos son financiados por la industria farmacéutica o cuando los estudios los llevan a cabo personas que son consultores pagados por la empresa objeto de examen.»
Mientras Duncan está en búsqueda de un programa de educación integral, pide a
«las órdenes religiosas, escuelas católicas, hospitales, asociaciones médicas, medios de comunicación y las parroquias que se informen y ayuden a los niños y las familias a descubrir alternativas a los medicamentos psiquiátricos, así como ayudarles a tener información correcta y relevante cuando se habla de los riesgos y beneficios de estos medicamentos.»
Lógicamente, hay una enorme cantidad de obstáculos que superar, pero Duncan cree que la Iglesia
«podría ser el único poder en la tierra capaz de contrarrestar las fuerzas de la codicia de las corporaciones que carecen de conciencia moral o ética.»
Con el poder sustancial del Vaticano detrás, este nuevo impulso para dar un vistazo en profundidad a la naturaleza destructiva de los fármacos psiquiátricos es un punto de partida prometedor que debe ser aplaudido; y que, como mínimo, tiene grandes implicaciones de largo alcance para, al menos, mil millones de fieles de la Iglesia.
Kelly Patricia O’Meara es una galardonada profesional. Fue periodista de investigación para el Washington Times y la revista Insight y escribió docenas de artículos de denuncia del fraude del diagnóstico psiquiátrico y los peligros de las drogas psiquiátricas; incluyendo su conmovedora historia de 1999: Guns & Doses, que ponía al descubierto la relación entre las drogas psiquiátricas y actos de violencia sin sentido. Es también la autora del célebre libro, Psyched Out: Cómo la siquiatría vende la enfermedad mental y trafica con píldoras letales. Antes de trabajar como periodista de investigación, O’Meara pasó dieciséis años en Capitol Hill como empleada de cuatro miembros del Congreso. Tiene un B.S. en Ciencias Políticas de la Universidad de Maryland.