El propósito de la educación

Aprendizaje
Foto: Father and son surf lesson, por mikebaird.

Las reflexiones, datos y opiniones en este artículo, son fruto de mi aprendizaje, observación de varias décadas, en cuanto a mi propia experiencia en el campo de la educación, como estudiante, como profesora universitaria y como facilitadora de la Tecnología Hubbard de Estudio, habiendo entrenado a más de 2,300 maestros y a un gran número de estudiantes.
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Creo sinceramente que la educación cuando las personas de mi generación íbamos al colegio (en los 60 y 70s) era mucho mejor, en términos cualitativos, que la actual. Nuestros maestros, nuestros padres y nuestros abuelos nos enseñaban y la inmensa mayoría de nosotros, aprendíamos. Tan simple como eso. Había problemas, sí, había maestros y estudiantes excelentes, otros promedio y otros realmente malos, es cierto. Pero en la gran mayoría de los casos, había resultados.

Es cierto que en la actualidad se ha hecho toda clase de avances en cuanto al alcance de la educación (como derecho al que se obliga a los países a garantizar a toda la población mediante tratados, restricciones y sanciones) y en cuanto al «nivel tecnológico» de la enseñanza, por ejemplo respecto a medios audiovisuales y digitales y, naturalmente, a la existencia de la parte positiva de Internet. Pero ninguna de estas cosas suple la falta de un método de enseñanza funcional, es decir, que produzca resultados. Y voy más allá, en algunos casos, ni siquiera complementa un buen método educativo, en los contados casos en que existe. Hace todos esos años atrás, había incontables maestros y profesores que creían honestamente que el éxito era posible en la formación de los hombres y mujeres del futuro. Y en los años de nuestros padres y abuelos, eran aún más numerosos. Hasta mi época (estoy convencida de que mi generación se salvó por un pelo), personas que dedicaban gustosamente su vida entera, todo su esfuerzo y su atención a la tarea de enseñar no eran la excepción, sino la regla. Hasta Hollywood los reconocía como ejemplos y por los años sesenta hubo varias películas del tipo de Adiós Mr. Chips. Hoy, profesores como ese son considerados en el mejor de los casos como ilusos, utópicos, «desvergonzadamente sentimentales» (como lo califica la Wikipedia) o en el peor, en el más extendido, como ridículos o idiotas fuera de la “realidad”.

Por nuestra parte, los niños íbamos a la escuela sabiendo que aprenderíamos algo si no útil, al menos con cierto grado de importancia para algo llamado “futuro” y, por qué no, acompañado de suficiente diversión. Personalmente, recuerdo haber experimentado muchas veces, camino al colegio, esa sensación similar al orgullo de saber que estamos haciendo lo correcto: no sólo lo que se espera de nosotros, sino lo que nosotros mismos hemos asumido como deber y a lo que hemos asignado un nivel alto de importancia. Recuerdo el sentimiento con gran claridad. Había cierto énfasis, tanto en la casa como en la escuela de traspasar valores a la generación siguiente, de la única forma en que este traspaso puede llevarse a cabo: a través de la demostración del ejemplo que acompaña a la teoría. Aprendimos a leer con viejos silabarios en blanco y negro, quizá impresos en papel periódico, y la ayuda de métodos inventados por nuestros padres. Y aprendíamos de verdad a leer y a escribir: podíamos entonces leer y escribir y lo hacíamos, porque el propósito compartido era que aprendiéramos.

Hoy, los problemas comienzan desde la alfabetización. Los textos son hermosísimos, carísimos, en papel satinado a full color y con multimedia incluido, pero el propósito es otro, completamente distinto. Los niños que no tienen la suerte de tener un padre o una madre interesada en que lo hagan, nunca aprenden siquiera a leer y arrastran para siempre no sólo esa carencia educacional (que por lo demás es fácilmente subsanable), sino la consideración de la propia capacidad y valía como insuficientes. Esto es ya más difícil de contrarrestar y sus consecuencias son devastadoras en la vida, no sólo para ellos mismos, sino para quienes les rodean.

¿Qué ha cambiado? ¿Por qué esta corrupción acelerada del sistema educativo en los últimos 40 años? Es muy simple. Ha cambiado el propósito de la educación.

En los años 60 la psicología comenzó a hacerse cargo, en unos países antes que en otros, tanto del currículum como de los métodos educativos. Comenzaron eliminando lo que llamaban “fuentes de stress”: la reprobación escolar, el currículum centrado en lo académico y los procedimientos disciplinarios; y fueron desapareciendo del mapa, al mismo tiempo, todo rastro de educación en valores y cualquier posible interés en la trascendencia humana, a través de lo que llaman “socialización”, “educación sexual” e incluso “prevención” de drogas. En los últimos veinte años, la psiquiatría la acompaña con el consecuente empeoramiento acelerado, no sólo de todo el sistema educativo, sino de las instituciones estrechamente vinculadas con él; una de ellas, la familia. Los colegios y escuelas han dejado de ser centros educativos para convertirse en laboratorios de “salud” mental. Los alumnos han dejado de ser estudiantes para convertirse en pacientes. Los niños son etiquetados con “trastornos” inventados sólo para lucrar ya sabemos a quiénes y hoy en día, al menos en Estados Unidos, hay más estudiantes que encajan en alguno de estos «síndromes», «trastornos» y «déficits» que los que se consideran normales.

Si yo hubiera cometido el grave error de venir al mundo 20 años después, con toda seguridad habría ejemplificado, al igual que prácticamente todos mis amigos, un caso de “necesaria medicación” y hoy seríamos zombies, por completo inutilizados para vivir, para producir, para crear. Esto, claro está, en caso de que no acabáramos volándonos la tapa de los sesos, luego de un delicioso viaje de Prozac, seguido de acribillar desde el tejado a la mitad de la población escolar de nuestro “centro de formación”….

Sé que mucho de lo que digo suena exagerado. Que, debe considerarse que hay “casos y casos”. Que la realidad es “más compleja” que como yo la planteo (posiblemente, esta frase sea nada menos que el lema –mínimamente, el mantra sagrado– de la psicología, traspasado con gran éxito a todo el campo de las ciencia sociales). Tal vez hasta pase por la mente de algún lector el segundo planteamiento favorito de los psicólogos: “no se trata de un asunto de buenos y malos, ya que para empezar no existen tales cosas como el bien y el mal”… Pero la verdad es que no espero en absoluto que nadie crea ni una sola palabra de este artículo. Pero sí espero que los lectores se informen, por sus propios medios y por su propio bien y el de sus hijos.

Cualquier grado de educación, de transmisión del conocimiento, es posible cuando la verdadera intención es la de educar, la de hacer que otra persona sea un poco mejor, un poco más capaz, más independiente, más autodeterminada. Claro que esto requiere, cómo no, de un grado mínimo de confianza en el ser humano: necesitamos estar libres, al menos hasta un punto, del terror a ser dolorosamente despedazados por quienes estamos intentando hacer más capaces.

Dependiendo de las herramientas que utilicemos y de la inteligencia –o del arte, como bien dice un querido amigo mío– del maestro, podremos obtener más o menos resultados, pero siempre los obtendremos.

Sin embargo, cuando el verdadero propósito es reducir al ser humano, degradarlo a la categoría de un puñado de elementos químicos en combustión y de reacciones eléctricas; cuando nuestra confianza y nuestro respeto por él son inexistentes; cuando le consideramos menos que una bestia salvaje plagada de instintos animales incontrolables (y en esto, por cierto, funciona maravillosamente bien aquello de que “el ladrón juzga por su condición”), estos resultados simplemente no se pueden conseguir. Sólo obtenemos degradación de nuestra cultura, de nuestra especie, de nuestra civilización… de lo que aún persiste de ella.

Así, resulta que hay algo todavía por encima de la educación, que por sí sola determina no sólo su éxito o su fracaso y, por tanto, el de todas las empresas humanas. Es la concepción filosófica que tenemos sobre el Hombre… y su circunstancia.


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Más información sobre psicología y psiquiatría en los sistemas educativos. (PDF)

¿Qué es un profesor?

Escena de la película El Club de los Poetas muertos, protagonizada por Robin Williams.

Nuestro querido amigo Rogelio Garrido, «españolito», como él mismo se define, es Director del Centro de Estudios Avanzados (ACE) y educador especializado en aprender cómo estudiar. Hace un tiempo nos ha estado enviando unas publicaciones interesantísimas. Yo siempre pensaba, está genial, le voy a pedir permiso para publicarla en el blog, pero siempre le cogía miedo al formato pdf… Finalmente, con la última, me decidí y aquí está. Y encontré una solución salomónica: publico una sección y enlazo el original completo en pdf.

Así que aquí tienen el primero de la serie, con el gentil permiso de su autor.

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La causa del fracaso escolar (I): Qué es un profesor

Por Rogelio López Garrido

La palabra ‘profesor’ significa ‘educar’ y ésta MOSTRAR, o sea DEMOSTRAR. En eso debería de resumirse el papel del profesor en clase… ¡si uno supiera cómo estudiar! Pero, ¿lo sabe el profesorado? ¿y el propio ministerio? Protestamos por la conducta irracional de los estudiantes hoy en día, pero ni discutimos de cómo la hemos creado.

El profesor fantástico es aquel ‘personaje’ que ha tenido la pericia, coraje y arte de aprender el asunto del ‘arte de enseñar’ por sí mismo; es un autodidacta. Un buen ejemplo lo tenemos en la película que tanto impacto causó El Club de los Poetas Muertos, donde el protagonista logra en un solo año que los estudiantes entiendan la difícil tarea hoy en día que supone dar literatura sin que te aburras soberanamente. Consigue que los estudiantes hasta creen un club de poetas donde se reúnen, alternan, recitan, se culturizan y culturizan.

A través de los cuentos los niños se inician en la lectura; ahora bien, si desde ese mismo instante supiéramos las razones por las cuales acaban detestándola más adelante, haríamos las cosas un poco mejor desde un principio.

“Se habla mucho de que debemos de leer más, pero nada se dice de cómo aprender a leer”. Algo necesario tanto para los niños como para los mayores, ya que estos últimos creen equivocadamente que saben leer… pero lo que no saben es que realmente en su mayoría no sólo no lo saben sino que desconocen cómo estudiar, algo que hoy en día no se enseña en las escuelas. Lo que sí se enseña son cosas raras que llaman ‘técnicas de estudio’, pero que en realidad son una forma de acabar memorizando la información sin comprenderla. Los padres y educadores deberían de saber todo lo que esto implica y sus lamentables consecuencias; y no caer en la ignorante presión que someten a sus propios hijos durante toda su agónica etapa escolar.

No estoy en contra del profesorado, sino en desacuerdo, y más aún con el propio Ministerio responsable de su formación porque han convertido el área educativa no sólo en un negocio y monopolio, sino en uno de los espacios más sectarios de la sociedad, pasando por alto la importancia de entender todo antes de continuar dando más información al estudiante y no exigiendo que los exámenes sean una prueba donde poder aplicar o demostrar lo que has estudiado y no como lo que se exige ahora: repetir como un papagayo lo que dice el libro.

Un profesor debería de ser alguien que esté familiarizado con la puesta en práctica de lo que imparte, tener suficiente autonomía para no tener más de seis alumnos y enfocar la educación siendo fiel a la definición de los que es un profesor, alguien que te ayuda a ver, a demostrar o mostrar constantemente la información que recibes y como consecuencia a despertar a la juventud; no a hipnotizarla y desmotivarla.

Una maestra de ACE

Echo una vista atrás, y veo que he aprendido muchas cosas, sobre todo… a tener paciencia con las cosas y personas, a escuchar mejor a la gente que viene contando su situación personal, a comprender y querer más a los adolescentes, a intentar sacar lo mejor que hay en cada uno de ellos, a manejar ir cambiando la mentalidad de los padres, poco a poco, sobre la realidad de lo que es ‘estudiar’ y la vida en general, a llevar una academia de educación en todos sus aspectos.

A nivel organizativo o de coordinación he podido aplicar lo que innatamente ya sabía, pues siempre he sido superorganizada y rápida en mis acciones. He aprendido a escuchar más a todas las partes, profesores y alumnos, para respetar y tener el mejor ambiente posible de trabajo. Y me doy cuenta de lo importante que es el trabajo en equipo y bien coordinado. He aprendido a mejorar mi comunicación con padres y alumnos y me doy cuenta de la importancia que tiene siempre el estar comunicando. He aprendido a que los demás aprendan y entiendan mejor lo que estudian, y a motivarles en lo que puedo.

Poco a poco he visto que doy bastante mejores clases y me desenvuelvo bastante bien en distintas materias. Hasta tal punto que el otro día le aclaré cosas a un estudiante en Física (que no tengo ni idea porque nunca la he dado), pero aplicando ‘la tecnología de estudio’ logramos sacar lo que quería decir el párrafo en cuestión y hasta inventé dos ejemplos que me agradeció y me dijo que eran muy buenos. Me quedé asombrada de mí misma en ese momento, poniendo ejemplos de física… Sobre todo es un trabajo que, día a día, te hace cada vez más humano y por eso creo que me gusta tanto.

En este enlace encuentras el artículo completo.

Habemus magister

No sé de qué otra manera que con este título extravagante comunicar la magnitud (que no la solemnidad, mucho menos la pomposidad) de este magno acontecimiento para nuestra Misión:

¡¡¡¡¡¡¡Por fin tenemos Supervisor!!!!!!

Naturalmente, nunca existió en latín el término Supervisor de Curso. Y es mi opinión personal que si la Tecnología de Estudio se hubiera descubierto en tiempos del Imperio Romano, el Latín jamás sería una lengua muerta en nuestros días. ;-)

El término Supervisor de Curso representa un concepto completamente nuevo. Y aunque la palabra que más se asemejaría en Latín es «magister» (maestro), que es la que usamos en el título de esta entrada, pues sabemos que se trata de algo más. El Supervisor, en cualquier sala de curso o Academia que utiliza la Tecnología de Estudio de L. Ronald Hubbard, no es un «maestro» ni se espera que enseñe nada, ya que podría decirse que los estudiantes «se enseñan a sí mismos». Se usa un método muy, muy particular, que es el único que puede garantiza que el estudiante aprende y es capaz de poner en práctica lo que aprende.

Ariel acaba hace sólo algunos minutos de terminar su internado. Ya es Supervisor Profesional de Cursos Mayores de la Era Dorada de la Tecnología.

Y más impresionante aún que lo que suena el título, es lo que él es ahora capaz de hacer por un estudiante. E impresionante es también el hecho de que por primera vez en la historia de nuestra misión tenemos un miembro de staff con el nivel de entrenamiento que él tiene. Esta es su Historia de Éxito.

Hoy es un dia muy especial para mi, porque prácticamente he terminado mi programa de entrenamiento.

Ahora siento una gran certeza de la importancia de Scientology para este mundo y todo lo que podemos hacer con nuestra tecnología. Supervisar en una Academia ha sido una experiencia muy especial porque he podido ver cómo las ganancias de mis estudiantes son mis ganancias. Y como esto ayuda a traer mas cordura en la primera, tercera y cuarta dinámicas.

Ha sido un viaje, una aventura y una hazaña, tanto para mí como para cada una de las personas que han contribuido para que yo pueda estar aquí y hacer lo que he hecho. Sé que ahora el nivel de responsabilidad aumenta debido al conocimiento adquirido, pero tambien sé que puedo tener más control sobre lo que sé y lo que puedo lograr.

Siempre me ha gustado ayudar, y ahora sé que puedo hacerlo de la mejor manera, con Scientology,
la única tecnología que puede sacar al Hombre de la espiral descendente de la decadencia y
elevarlo a un nivel en que sea merecedor de su Libertad.

Gracias a Ronald por dejarnos este legado, gracias a la Mision Santo Domingo, porque aprender lo que he aprendido, lograr lo que he logrado y lo que nos falta por hacer es una tarea que bien vale la pena llevar a cabo a pesar de las barreras del universo MEST.

No tengo palabras para describir lo que feliz que estoy y lo agradecido que estoy con todas y cada una de las personas que han contribuido con esta empresa, ¡¡¡¡GRACIAS!!!!

Todo mi ARC es para ustedes!!!!!!!!!

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El colegio de Will Smith


Foto Celebrity News: Will Smith con su hija Willow, de 8 años, y su hijo Jaden, de 10, en la premiación Kids’ Choice Awards.

Por allí anda (especialmente en inglés) uno de esos «escandalitos» que a algunos especímenes les gusta producir. Ya que los pobres se consideran –por lo tanto son– incapaces de crear cosas grandes, hermosas, positivas y sobre todo útiles, pues ellos intentan al menos crear ruina, basura, chismorreos y mala onda. ¡Qué le vamos a hacer! En esta ocasión, se trata nuevamente de Will Smith y su esposa Jada, pero ahora en relación con uno de sus proyectos filantrópicos, la fundación de un colegio llamado New Village Academy que utilizará la Tecnología de Estudio de L. Ronald Hubbard como método de enseñanza-aprendizaje.

Pero dejemos que nuestro muy querido Grahame, que ya la escribió hace un par de días, nos cuente la historia verdadera y completa.
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Un Colegio «de Scientology»

por Grahame

Pareciera ser que hay un tremendo jaleo en los medios sobre el colegio que están abriendo Will Smith y su esposa Jada. Debido a que el establecimiento usa la Tecnología de Estudio desarrollada por L. Ronald Hubbard, algunas fuentes de noticias lo están llamando colegio «de Scientology» o «colegio cienciólogo».

Yo me imagino que lo llaman de esa forma por dos motivos:

  • Por pura ignorancia.
  • Para que suene «controversial» de manera que se vendan más los periódicos o tengan mayor tráfico los sitios web.

Ambos motivos son imperdonables. Ambos representan una traición a la confianza que el público da a los medios de comunicación, así como una amenaza a la libertad de expresión. Porque cada informe inexacto en los medios le echa más leña al fuego de aquellos que quisieran poner freno a ese derecho.

El colegio no enseña Scientology. ¿Cómo puede entonces llamarse «Colegio de Scientology»?

Lo que estos reportajes inexactos y mal informados hacen es simplemente ocultar el método de estudio más eficaz jamás desarrollado, luego de que cierto filósofo griego se pusiera de pie ante un grupo de interesados estudiantes y comenzara a exponer sus ideas.

Piensa en ello: Nuestros métodos de enseñanza no han cambiado en milenios. 2,500 años atrás, en la Edad de Oro de Grecia se usaban cuatro métodos principales de enseñanza:

  • Pararte frente a un grupo y hablarle
  • Escribir un libro y hacer que lo lean
  • Juntar a tus estudiantes y hacer que debatan ideas
  • Mostrar, por medio del ejemplo, la forma de hacer algo

Hoy, todavía utilizamos estos cuatro métodos básicos. La tecnología moderna no ha hecho más que ampliarlos. Así, puedes grabar en video al tipo que está hablando o mostrando cómo hacer algo, por lo que no tiene que pararse frente al grupo. Puedes hacer que el libro cobre vida en un video o una presentación de Power Point. También puedes hacer que tus estudiantes usen video conferencias, para que no tengan que estar en la misma ubicación física al momento de debatir las ideas.

Estos son buenos métodos y nos han ayudado a crear nuestra civilización actual, pero ¿qué pasa con el pobre chico que simplemente no logra «captar» o «retener»? Las respuestas de los métodos existentes son: «eres estúpido»; o «no eres lo suficientemente listo»; o «cáptalo o vas a reprobar la materia»; o «si repruebas no vas a conseguir un trabajo bien pagado»; o «terminarás preparando hamburguesas para ganarte la vida»; o «tienes un trastorno de aprendizaje, tómate esta pastilla para que no te preocupes por eso». Se trata de «soluciones» tipo «culpa al estudiante» o «amenaza al estudiante» y no son muy útiles.

La Tecnología de Estudio tiene la solución para esas cosas que te impiden entender y ser capaz de aplicar lo que estás estudiando. Los problemas de aprendizaje y de educación se han resuelto en la Tecnología de Estudio. Esa es una declaración muy audaz, pero a partir de mi experiencia personal puedo decirles que es una declaración verdadera.

Para más información sobre la Tecnología de Estudio:
Tecnología de Estudio: Documentos sobre resultados y trabajos de investigación (en inglés).
La Tecnología de Estudio de L. Ronald Hubbard (página inicial a varias otras relacionadas).

¿Qué piensan ustedes? Me gustaría recibir información de personas que hayan utilizado la Tecnología de Estudio. ¿Cómo ha funcionado para ustedes? ¿Qué han podido conseguir con ella?

Ariel: Curso Supervisor Profesional ¡completado!

Ariel acaba de terminar ¡¡¡por fin!!! el curso que fue a hacer a Colombia. Así es. Tooooodos los demás cursos eran prerequisitos, «preparaciones».

Así que ahora sólo nos falta el Internado –que es la «pasantía» o parte práctica, donde él estará por unas cuantas semanas a cargo de una Academia de verdad. Según nos cuenta Carlos, el Secretario de Calificaciones de la Organización de Bogotá, Ariel estará bajo estrecha supervisión, a su vez, de otros Supervisores de Curso veteranos y entrenados en Flag. Así que ya falta menos. Aquí tienen la Historia de Éxito de Ariel:

En este curso pude ver la importancia que tiene el Supervisor en la expansión de Scientology y en aclarar este planeta. Un Supervisor es una terminal estable que guía al estudiante desde un estado de desconocimiento a un estado de knowingness.

Vi la importancia que tiene la supervisión estándar para mantener Scientology funcionando. Una cosa muy chevere fue que me di cuenta con una mayor certeza que yo como supervisor no tengo que saber el tema que superviso, sino que tengo que guiar al estudiante a través del curso con la Tecnología de Estudio. También vi que el Supervisor tiene una enorme responsabilidad porque de él depende el producto final: una persona competente o chapucera. Es una gran responsabilidad, pero también es un gran placer porder guiar a una persona hacia un mayor nivel de conciencia y capacidad.

Como siempre, quiero agradecer a todas las personas que de una u otra forma han contribuido a que yo esté aquí y esté haciendo lo que estoy haciendo. También quiero agradecer a las personas que me han escrito comentarios en el blog, y aunque no los he contestado todos son muy apreciados. Gracias!!!!

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Ariel: Hat del Estudiante ¡Completado!

La semana pasada, Ariel —nuestro futuro Supervisor de Curso estelar— completó el segundo paso de su programa, llamado Hat del Estudiante (Student Hat), que lo califica como estudiante profesional.

sthat1.jpgHat (gorra o sombrero) es un término común en inglés para una tarea o deber específico, tomado de que en muchas profesiones el tipo de sombrero que se usa, la distingue. En Scientology, el término también se refiere a los deberes y responsabilidades de una persona.

El Hat del Estudiante enseña cómo estudiar cualquier tema de manera efectiva. Es un curso de gran alcance que contiene toda tecnología de estudio. Es un prerequisito para cualquier persona que se esté preparando para convertirse en practicante de Scientology calificado. Es indispensable también para cualquier persona que desee emprender un estudio serio sobre cualquier tema.

Esta es la historia de éxito de Ariel:

¡Ayer termine el Student Hat con una calificación de 100%! :-D

Luego de hacer el este curso siento que tengo en las manos las herramientas necesarias para avanzar en mi «puesto» de estudiante, jejeje. ¡Es increible como la tecnología de estudio te da comprensión sobre lo que estudias! A medida que iba haciendo el curso y aplicando los datos sentía cómo se me iba haciendo cada vez más fácil duplicar y comprender lo que estaba estudiando. Ahora tengo una herramienta que me permite comprender cualquier cosa.

¡Gracias a Ronald por haber puesto esta tecnología a nuestra disposición! Y gracias a la Misión Santo Domingo, sobre todo a Milla, que me han dado esta gran oportunidad. Y a todas las personas que de una u otra forma han contribuido a que yo esté aquí. De verdad, ¡¡gracias!!, porque el conocimiento que he adquirido –y el que sé que me falta por obtener– es tan valioso que sería imposible ponerle precio. Mi «puesto» como estudiante lo voy a ejercer con eficacia ya que estoy completamente entrenado en él. ;-)

Con mucho, mucho ARC, Ariel

Ariel completó su curso en menos del tiempo programado y actualmente está haciendo el curso de Dianética, de la Serie de Cursos de Los Fundamentos y esperamos que lo complete esta misma semana. ¡Muy bien hecho!